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Lun 13 mayo 2024
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Otra vez un «pingüino» protagonista de los grandes temas nacionales

Ignacio Torres, el gobernador de Chubut, sorprendió a propios y extraños por la firmeza con la que se plantó al gobierno del inefable presidente Javier Milei; el gobernador más jóven, no demasiado conocido por la mayoría del país, del PRO, una fuerza chica comparada con las dos corrientes mayoritarias de la política nacional, el peronismo y el radicalismo, e incluso contrariando lo que le pedían algunos de sus copartidarios e incluso sus dirigentes nacionales, se plantó y dijo «basta», «no le tengo miedo»; y generó un antes y un después que alineó a todos los gobernadores del país, a todos los sectores políticos y que demanda una respuesta del presidente que no podrá ser otra que la de ceder posiciones.

Es tan grande la fuerza de la posición lograda por Torres y sus pares patagónicos que a Milei no le quedará otra salida que acceder a los reclamos de los mandatarios del sur, y esto llevará inevitablemente a una situación similar con el resto de las provincias del país, que no supieron o no pudieron plantarse con la misma firmeza pero que desde esta semana que comienza, y alineados con los reclamos del sur, pugnarán por conseguir lo perdido a mano de un presidente que hasta ahora los había despojado de todos los recursos.

Y la comparación «pingüina» surge inevitable de la misma manera que en las últimas semanas surgía de manera permanente el recuerdo del escenario del 2001 y la crisis económica y social generada por el gobierno de Fernando De la Rúa, que terminó en una histórica crisis institucional que tuvo un desfile de presidentes provisorios que se sucedían semanas tras semanas, hasta que llegó, desde el sur, Néstor Carlos Kirchner para recuperar la institucionalidad, para recuperar la economía y la paz social de los argentinos.

Al mote de «pingüinos» se lo auto pusieron los mismos kirchneristas originales y siempre, durante la vigencia de este sector interno del peronismo en la política nacional, fue una manera de «distinguirse», como una especie de marca de calidad; a practicamente 23 años de aquellos sucesos, con el denominador común de un presidente «disruptivo» como sinónimo de «destructivo», la mayoría de los argentinos va cayendo en un pozo que parece sin fin, con un primer paso en la degradación económica y la inmediata consecuencia del atraso social, más doloroso que lo primero, y que día tras día hace pensar a muchos en un necesario pronto final que salve a las mayorías, alguien que le ponga fin al desquicio del gobierno nacional encabezado por Milei.

Y curiosamente, cuando nadie lo imaginaba, cuando todos miraban a las provincias «fuertes», Córdoba, Santa Fe, Mandoza, la solución parece llegar desde el sur del país, nuevamente desde un pingüino.

A diferencia de la era kirchnerista que comenzó con aquel arribo de Néstor Kirchner, la llegada de Ignacio «Nacho» Torres no parece a priori el acceso al sillón de Rivadavia, tampoco es esperable, significará, espera la mayoría, la recuperación del diálogo, la defensa de las instituciones, y criterios más afines a los que estamos acostumbrados los argentinos; y seguramente también supone el crecimiento y la llegada a los primeros planos de la política nacional de un nuevo dirigente, el gobernador de Chubut, que ahora deberá ser tenido en cuenta para futuras decisiones, y también candidaturas.

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