En la ciudad de San Francisco, cuna del gobernador electo de la provincia de Córdoba, Martín Llaryora, ven muchas similitudes entre este y el ganador de las elecciones en la provincia de Santa Fe, Maximiliano Pullaro.
Los sanfrancisqueños reúnen la doble condición de conocer a Llaryora desde sus primeros pasos en política y de tener una estrecha vecindad con la provincia de Santa Fe, lo que los hace amplios conocedores de su realidad, y desde ahí parten las comparaciones de dos dirigentes que comparten más de una coincidencia, a pesar de pertenecer a fuerzas políticas antagónicas.
Aseguran que Pullaro comparte con Llaryora ser un joven dirigente con una dilatada experiencia, y que a los dos les toca ser los representantes de una nueva generación que tomará las riendas del poder con cuestiones centrales a resolver.
Aseguran que entre el peronista cordobés y el radical santafesino parecen ser más las similitudes que las diferencias, los dos ganaron internas en algunos momentos del camino recorrido hacia la gobernación de sus provincias. Los dos cumplieron funciones ejecutivas que, aunque distintas, conforman experiencia de gestión. Los dos son hijos de aparatos políticos aceitados que se han diferenciado del kirchnerismo que dominó la escena nacional en tiempos recientes.
Ambos tendrán ahora la responsabilidad de gobernar dos de los principales distritos del país. Provincias unidas por un extenso límite, pero también por raíces sociales y culturales que unen inextricablemente a sus pueblos. Que tienen el desafío de potenciar de una buena vez esa herramienta formidable que es la Región Centro, otorgándole la fisonomía propiciada desde aquel hito fundacional que sellaron los gobernadores Mestre y Obeid en San Francisco, hace casi 4 décadas: la de unir fuerzas para equiparar el poderío del centralismo porteño.
Los dos gobernadores heredan desafíos similares en aquellas materias centrales que son reclamo de la ciudadanía, empezando por la seguridad. Pero también confluirán sus gestiones en torno a una obra pública monumental como lo es el acueducto que servirá a poblaciones de las dos provincias entre el río Paraná y Córdoba. La infraestructura es también otro de los retos que deberán asumir en conjunto.
Si bien con distintas identidades partidarias, los flamantes gobernadores electos comparten mucho más que la cercanía de edad. A partir del próximo 10 de diciembre, se abrirá una nueva política en los dos distritos. Dependerá de los nuevos mandatarios la generación de instancias basadas en el diálogo y la búsqueda de consensos para resolver los problemas comunes. Cordobeses y santafesinos apostaron por el futuro. Los gobernadores electos tienen una responsabilidad mayúscula para guiar a ambos pueblos a un mejor porvenir.