La primera sesión de la nueva Unicameral de Córdoba dejó una profunda preocupación por el protagonismo de algunas legisladoras de la oposición que generaron graves confusiones.
La mayoría de los legisladores de la UCR se vieron controlados por dos legisladoras, Brenda Austin y Alejandra Ferrero, que impusieron una dinámica universitaria, estilo Franja Morada, de reglamentarismo y asambleísmo interminable, que enredaron a todos en dilatados conciliábulos que a muchos hizo recordar sus épocas de estudiantes de abogacía, y que nada tienen que ver con el funcionamiento de un cuerpo legislativo que debe tomar determinaciones importantes y urgentes.
Entre los legisladores radicales algunos con experiencia prefirieron colocarse al margen, mientras varios ex intendentes quedaron desconcertados porque entienden las urgencias de la población y saben que un legislador no puede parar una sesión porque a uno de ellos le parece que tiene que dar discusiones de forma; y saben también que tienen que volver a sus localidades y explicar por qué no se sentaron en sus bancas, o por qué no votaron la Ley de Seguridad, que brindará más recursos, vehículos, uniformados, y equipamientos para la protección de los vecinos.
La situación dejó preocupación por el funcionamiento cotidiano de la Cámara, ya que si la oposición va a ser manejada por legisladoras con prácticas de estudiantina universitaria cada sesión va a peligrar en su realización; tampoco quedó claro la existencia de cada bloque de Juntos por el Cambio, los bloques partidarios se vieron sobrepasados por el radicalismo, no se entendió si son dos los bloques radicales y si el representante de la Coalición Cívica va a tener funcionamiento propio; y fue evidente la disputa entre los legisladores juecistas y las radicales por definir quién encabezará el inexistente interbloque que en la primera práctica se mostró inviable.
Quedó mucha desazón además entre los exintendentes radicales que llegaban con la expectativa de hacer valer su presencia para obtener beneficio para sus comunidades y que terminaron opacados en discusiones inconducentes que los dejó sin poder.