Con despliegue de estadista y erigiéndose como la principal imágen política de Córdoba por fuera del oficialismo, el diputado nacional Rodrigo De Loredo aprovecha el protagonismo que le permite ser el Jefe del bloque de la UCR y enarbola la oposición a la ley del presidente Milei prescindiendo del gobernador Martín Llaryora.
Para De Loredo es una doble jugada, levantando las banderas de la defensa de Córdoba busca destacarse más allá de lo que está haciendo el gobernador Martín Llaryora en Buenos Aires y, sin aunar fuerzas con el principal representante de los cordobeses, busca destacar su propia imágen aferrandose al gobernador de la provincia de Santa Fe, Maximiliano Pullaro; un riesgosa movida ya que ni el santafesino ni Llaryora se han mostrado hasta ahora como oponentes entre si, al contrario, se mostraron unidos y trabajando por los intereses de la región centro
La otra pata del movimiento de De Loredo también implica una mirada a su propia interna en Córdoba y seguir destacando como el principal referente opositor al oficialismo provincial, esto implica levantar su imagen por la de cualquier otro dirigente opositor provincial, incluido el Senador Luis Juez que aguarda su oportunidad cuando la Ley se discuta en la Cámara Alta.
Sin apelar a un trabajo conjunto con el gobierno de Córdoba Rodrigo De Loredo anunció que «No vamos a acompañar el aumento de retenciones que pretende llevar adelante el gobierno nacional. Me reuní con el gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, para analizar los cambios en la ley ómnibus. Su presencia y su defensa por el interior productivo fue determinante para lograr que se retraigan iniciativas contra el potencial de los biocombustibles y las economías regionales», lo grave del anuncio del Diputado cordobés es que asigna a Pullaro un protagonismo exclusivo, en detrimento de Llaryora, que el santafesino no parece haber buscado, que si bien puede significar presencia para De Loredo también genera un enfrentamiento que hoy no existe entre los dos gobernadores.
Son las reglas del juego de la política y es lícito que cualquier político apele a su uso, sin embargo significa también transitar una fina línea donde los riesgos son importantes, aunque seguramente De Loredo y Pullaro ya lo tienen sopesado y por ahora les da saldo positivo.
