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Jue 28 marzo 2024
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Interna del PJ: la vieja, la nueva y la no tan nueva

Por un lado, en superficie, los abrazos y los elogios prodigados mutuamente entre Juan Schiaretti y Martín Llaryora, Gobernador y sucesor respectivamente no pierden oportunidad de realizar públicamente muestras de afecto y unidad, o mejor dicho comunión, en el peronismo de Córdoba; lo que en términos políticos significa por un lado la bendición de que Llaryora es el preferido por Juan Schiaretti para que lo suceda en la Gobernación de Córdoba y además de que está todo bien.

Sin embargo, por otro lado, bajo la superficie los ruidos son intensos, dirigentes peronistas partidarios de Llaryora por un lado, y los partidarios de Schiaretti por el otro haciendo gestos políticos que si bien no los enfrentan al menos no los unen, al contrario, muestran diferencias de objetivos e intereses.

Aunque nadie lo expresa de manera formal, ni va a ocurrir, se podría decir a groso modo que las grandes diferencias que separan a schiarettistas y llaryoristas es que los primeros son muy celosos de que se respete el liderazgo de Juan Schiaretti en el peronismo de Córdoba y por ende su absoluto poder de decisión sobre todo, incluyendo la próxima instancia electoral; mientras que los llaryoristas sólo quieren que comience la campaña electoral en favor de la candidatura a gobernador de Martín Llaryora y que todo el peronismo acompañe.

En el medio hay una cantidad de consideraciones que tampoco nadie ni siquiera se atreve a nombrarlas por sus términos, prohibido hablar del «Pato rengo», aparentemente la provincia no va a tener Pato rengo, Schiaretti va a pelear con uñas y dientes para evitarlo y Llaryora no tiene como prioridad ese tema que será la gran cuestión a partir de 2023, el verdadero cambio generacional del peronismo donde ya no sólo se trate de elegir un nuevo gobernador sino un nuevo líder; y en ese último sentido son muchos los dirigentes provinciales que por estos días buscan subir su precio para conseguir espacios importantes en la nueva distribución; pero de nada de eso tampoco se va a hablar, al menos públicamente, por estos días.

Lo que si se busca es tratar de evitar, o al menos disimular, todas esas vicisitudes y seguir hacia adelante tratando de transmitir la mejor imagen de camino hacia 2023; eso es lo que hacen en superficie Juan Schiaretti y Martín Llaryora, eso es lo que hacen sus principales dirigentes, sobre todo los de Llaryora, expresando públicamente que Martín Llaryora es el mejor candidato y que también acompañan al gobernador en su búsqueda nacional; donde no sale tan bien es un poco más abajo, en los mandos medios donde se notan las diferencias entre lo que desde hace un tiempo se denomina «la vieja guardia» en relación a los hombres que acompañan a Juan Schiaretti desde el principio; y el sector llaryorista que por oposición semántica sería «la nueva guardia»; sin embargo en los últimos días el Intendente de La Calera, Facundo Rufeil, del riñón schiarettista, parece haber encontrado una síntesis que explica las diferencias y que busca una especie de convivencia pacífica.

Rufeil no niega, como intentan otros, la existencia de los dos sectores sino que los reconoce pero con algunas salvedades; el intendente schiarettista dice en relación a los denominados «guardia vieja» que hay que reconocerlos y rendirles honores «porque gracias a ellos estamos todos hoy donde estamos»; y en relación a los jóvenes sostiene que en realidad hay dos tipos de «guardia joven», «los jóvenes pero con experiencia y los que vienen a partir de 2023»; para explicar esa distinción el dirigente del departamento Colón hace nombres y entre los jóvenes con experiencia menciona a Martín Llaryora y le agrega a Natalia De la Sota, Facundo Torres, Manuel Calvo, Laura Jure, y no lo hace pero se podría incluir él también, en obvia referencia a todos los intendentes y funcionarios jóvenes que ya tienen experiencia de gestión para tomar responsabilidades a partir de 2023 diferenciándolos de «los jóvenes que vienen a partir de 2023».

Si bien, como toda etiqueta, las diferencias que hace Facundo Rufeil pueden tener más o menos aciertos la cuestión es que de esta manera lo que el dirigente está queriendo decir es que nadie, ninguno de los sectores, es dueño de una verdad absoluta y que deben respetarse entre sí para llegar unidos al año que viene y poder ganar las elecciones.

Por ahora parece que, más por el imperio de la fuerza de las ordenes superiores que por la razón, el intento de coexistencia pacífica sigue prevaleciendo y alcanza con la explicación de los viejos y los jóvenes y no tan jóvenes, la cuestión será lograr que eso se mantenga así hasta que sea necesario; lo más probable es que eso ocurrirá hasta que se pueda y después, después se verá.

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