En el Ministro de Trabajo de la provincia de Córdoba, desde las 10.30 se enfrentan dos pesos pesados, Rubén Daniele, el veterano dirigente gremial de mil conflictos y Miguel Siciliano, el Secretario de Martín Llaryora al que le toca defender los intereses de una gestión que ha demostrado mucho celo a la hora de la administración de los fondos públicos.
Un enfrentamiento dialéctico de dos posiciones legítimas que deberán encontrar una síntesis entre lo mejor para los trabajadores y lo más adecuado para la administración de una ciudad.
A esta altura de los acontecimientos aparecen otros factores extraños a la negociación salarial pura, el Secretario general del gremio de los municipales, que volvió a la actividad para darle un cierre digno a su histórica trayectoria, está preocupado porque sus dirigidos por primera vez están dudando de los métodos de sus reclamos, métodos que hasta un tiempo atrás nadie ponía en duda y lo tomaba como habitual, como parte del folclore delas protestas gremiales, pero que sin embargo hoy toda la sociedad lo repudia y se los hace saber, y los trabajadores se lo trasladan a su conductor.
Y por el lado de la Municipalidad de Córdoba no es una gestión más, porque necesita terminar de dejar sentado que, como ha dicho reiteradas veces Miguel Siciliano, «esta gestión no está dispuesta a gastar la mayoría de su presupuesto en pagar los salario y no poder realizar la obra pública»; y todo eso está dependiendo de la gestión que Siciliano logre en la discusión con el gremio.
A pesar de que las partes acordaron no dejar trascender en qué punto se encuentran las negociaciones luego de la primera audiencia celebrada el pasado jueves en el Ministerio de Trabajo de la provincia algunas señales muestran que al menos en esta primera instancia la Municipalidad de Córdoba logró el primero de los cometidos, y que era el principal reclamo de los vecinos de Córdoba, la paz social, el cese de las manifestaciones callejeras que sumía a la ciudad en un caos insoportable que a los municipales parecía no importarles. En el marco del diálogo las medidas de protestas quedaron suspendidas hasta tanto dure esta instancia, lo mismo que en otros tiempos se denominaba formalmente como «conciliación obligatoria».
Otro dato tiene que ver con la no preparación por parte del gremio de ningún cronograma de futuras protestas ni ningún tipo de acción en ese sentido, como vigilias o estados de asamblea permanente, herramientas que suelen usarse en estos casos, por el contrario, el Sindicato de Municipales ha convocado a reunión del cuerpo de delegados para este próximo martes a las 16 hs, una instancia que habitualmente se utiliza para tomar medidas definitorias, como por ejemplo el final de una protesta; sin embargo algunos habituales conocedores de la realidad del gremio indican que esta convocatoria también puede tener relación con la «inquietud de las bases» y la necesidad de estar informados de lo que está pasando en torno a la negociación salarial.
En síntesis, más allá de los gritos de Daniele, los tiempos han cambiado, los cordobeses ya no toleran de manera pasiva protestas salvajes que les cambie la vida cotidiana y por esta razón las medidas de fuerza se han acabado, todo depende de lo que ocurra esta semana donde Miguel Siciliano, al frente del equipo de la Municipalidad de Córdoba, deberá encontrar la manera de llegar a un acuerdo con el gremio para que los trabajadores reciban su salario actualizado, la ciudad pueda seguir con sus obras y los cordobeses continúen en paz social.
