41 años sin Arturo Illia. ¡Qué Presidente! Defensor de la Democracia, la República y la igualdad de derechos; se plantó firme cuando se tenía que plantar. En este contexto, cuando se vuelven a discutir las atribuciones del Poder Ejecutivo y Legislativo, su ejemplo se agiganta.
¡Sin vaivén! Illia defendió la salud, la educación, la soberanía y las instituciones de la Democracia. Lo traigo a la memoria cuando el presidente Javier Milei, que cuenta con gran legitimidad, tomó la decisión de encarar importantes transformaciones; muchas de ellas, necesarias.
El DNU y la Ley Ómnibus cuentan con cientos de artículos que, si se debatieran con el tiempo necesario que su especificidad requiere, implicaría un abordaje serio y el respaldado del Congreso, cuya labor está a cargo de los representantes de las provincias y del pueblo argentino.
Coincidimos en que el país necesita reformas estructurales. Podemos estar de acuerdo, en desacuerdo o de manera parcial o total en algunos puntos que pretende imponer el Presidente. Lo que no podemos permitir es que se avasalle la Democracia. Lo digo como argentino y radical.
La academia, los juristas y diversos sectores de la ciudadanía han planteado que el DNU es anticonstitucional. Eso está claro. No se puede negar. Argentina no puede avanzar bajo ningún concepto, si es en detrimento de nuestra Constitución Nacional.
A 41 años de la muerte de Illia, y en este contexto, están claras las ideas que los radicales debemos defender. Evitar “pagar costos políticos” no puede estar por encima de la defensa de los médicos, jubilados, trabajadores, la cultura, la educación, la salud y la soberanía.
Por Ramón Mestre
Secretario del Comité Nacional
Unión Cívica Radical
