Las respuesta es: nadie. Porque no tiene arreglo, porque lo que ocurrió fue adrede, porque se pudo evitar pero nadie lo hizo, porque tristemente para quienes creían en el proyecto, terminó siendo un rejuntado de objetivos individuales y mezquinos que buscaron beneficiarse de manera personal y, peor aún, algunos también buscaron la manera de perjudicar a otros.
Hay una imagen que circula por WhatsApp, con muy poca nitidez pero contundente, la lista de los candidatos a Legisladores de Juntos por el Cambio de Córdoba fue presentada a mano alzada, escrito a las apuradas, y con muchos lugares vacíos; improlijidad, improvisación, mal aspecto, poco serio, una pintura de lo que terminó mostrando esta coalición.
Son muchas las anécdotas sueltas que explican porqué pasó lo que pasó, desde el comienzo, hace dos años, cuando Juez como Senador y De Loredo como Diputado ganaban las elecciones de medio término y se consagraban como los nombres más relevantes de JxC, automáticamente se auto designaron candidatos y nunca permitieron la participación del resto de la dirigencia, con la complicidad de las cúpulas de cada partido, sino no hubiera sido posible; desde entonces comenzaron los reclamos y los encontronazos que derivaron en la salida anticipada de muchos y en la abstención de otros.
Sin embargo la disputa siguió porque nunca estuvieron dispuestos a ceder participación a nadie, por eso no sólo que no se abrió la decisión de las principales candidaturas sino que tampoco se hizo con las segundas, los vices, ni las terceras, los legisladores, por eso se convirtió en lo que toda la clase política vio anoche, un puñado de trasnochados a los gritos y empujones en el centro de Córdoba, parecían borrachos, pugnando, cuando ya todo había terminado, por imponer su voluntad.
Los políticos gustan de acuñar frases célebres, y una de las preferidas es «lo peor de la política», otra, «la vieja política»; las dos caben rigurosamente para lo que pasó con Juntos por el Cambio de Córdoba, una propuesta que había llegado proponiendo cambios de fondo y que termina desgastada y ensuciada por un grupito sin escrúpulos, en el medio, como siempre, quedó la gente desprevenida, la que quería creer, los cientos de miles de radicales que tiene esta provincia que esperaban expresiones nuevas, y no los mismos de siempre; los seguidores del PRO y de Mauricio Macri, que esperaban que las nuevas ideas se impongan, tampoco; y así con cada uno de los que abrazaron esta causa que ahora se quedó sin causa.
El resultado está cantado, estos de anoche no pueden dirigir nada en Córdoba, irremediablemente esta propuesta dejará de ser, de hecho ni siquiera tendrá gente para acompañar lo que queda de campaña.
