La motosierra es la peor imagen para usar en política en gran parte de América Latina, en muchos países miran con horror al candidato argentino que apela a esa figura para impulsar su campaña electoral.
Es posible que Javier Milei ni ninguno de sus asesores lo sepa pero la motosierra, no la imagen sino la herramienta, es el elemento más comúnmente usado en los «picaderos» por los asesinos del narcotráfico.
Para más datos, el flagelo de la droga es verdaderamente atroz en todo el continente, y lo es peor aún en los países «productores», los territorios donde mas extendido está la producción de marihuana y cocaína; en estas zonas son realmente muchas las personas vinculadas a las distintas etapas de la producción, distribución y comercialización de los estupefacientes, en la mayoría de los casos por la extrema necesidad de una economía y una situación social que no brinda oportunidades; y por eso mismo son también muchos los que a diario intentan alejarse de esa terrible realidad, ahí es cuando entran en acción los «picaderos» o «casas de pique», trágicos lugares donde bandas criminales de origen paramilitar, dedicadas a la extorsión y el narcotráfico, descuartizan vivas a muchas de sus víctimas antes de arrojar los pedazos al agua.
Los relatos se suceden por cientos en los medios de comunicación de Colombia, por ejemplo, donde se habla de «ciudades narcos» y de «barrios narcos» en la misma capital, Bogotá, en crudas crónicas con testimonios muy duros acerca del sonido de las motosierras en las noches y de los gritos de dolor de las víctimas.
Los «picaderos» o «casas de pique» son una de las realidades más atroces que vive y padece el pueblo colombiano al punto de que muchas veces las bandas narcos utilizan las motosierras, las ponen en funcionamiento y las muestran, con el único objetivo de sembrar terror.
Javier Milei, lejos de la realidad cruelmente cotidiana de millones de latinoamericanos, así como distante de lo que es la vida diaria de millones de argentinos, apela a figuras lo más llamativas y ruidosas posibles, en el peor de los sentidos de la comunicación, que puede hasta resultar graciosa para algunos argentinos, pero que espanta a la mayoría; es posible, aunque raro, que no conozca lo que en este texto se cuenta, y es de esperar que a partir de su difusión abandone esta figura que tanto horror siembra en Latinoamérica, por lo pronto su candidatura con esa figura como emblema, hace estremecer a muchos.
Daniel Ponce, Director de Política Córdoba Verdad
