Depués de treinta y seis años de gestión municipal de una misma familia, Carlos y Orlando Belli, padre e hijos radicales que estuvieron conduciendo los destinos de Agua de Oro, la realidad política de la localidad del norte de las Sierras Chicas de la provincia de Córdoba cambió de manera sustancial; el nuevo Intendente, Miguel Aguirre, que llegó impulsado por una alianza vecinalista, se propone superar atrasos y lograr modernizaciones pendientes ante un panorama dificil en una municipalidad que lo recibió con una situación complicada y con muchas carencias.
En diálogo con Política Córdoba el Intendente Aguirre contó que se encontró con un panorama complejo, sin herramientas en el corralón municipal y un parque automotor obsoleto; con la necesidad de atender distintos frentes de manera urgente y con la espada de Damocles de una emergencia económica que amenaza a todo el país, fruto de las medidas del presidente Milei, que hace temer a los municipios por una importante reducción en la copartición en los próximos meses.
Aguirre dijo que si bien se sancionó la herramienta de la emergencia, hasta ahora no fue necesario utilizarla gracias al acompañamiento de la población y del gobierno provincial que le han permitido desplegar las primeras iniciativas en áreas como salud, educación, temporada y reparaciones, los primeros ejes sobre los que se trabaja.
El Intendente muestra como uno de sus primeros logros haber levantado el bono para atención en el Dispensario, que se implementaba en la anterior gestión, así como la incorporación de nueva aparatología y la consecuente mayor afluencia de vecinos, que ya duplica en atención a quienes concurrían hasta el año pasado.
También se encontró con la urgencia del mantenimiento de las calles de la localidad y la puesta a punto del camping y sus dependencias, «totalmente abandonadas», de cara a la temporada que comenzaba, junto con la nueva gestión.
Aguirre destacó también la necesidad de trabajar en el mantenimiento de los edificios escolares para el próximo ciclo lectivo, a los quetambién describió como «totalmente abandonadas», tarea que ya está en marcha.
Un dato «de color», como se dice en política, y propio de una pequeña localidad, «el primer día que asumimos tuvimos que salir a comprar una pinza y una tenaza porque no había»; al margen de vehículos sin ruedas y otras necesidades que hacen de Agua de Oro «una gestión picante, como dice el Intendente Miguel Aguirre.
