Por Daniel Ponce – Política Córdoba
Transcurridas las primeras veinticuatro horas de las Elecciones PASO para Presidente en la República Argentina, luego de superadas las primeas reacciones emocionales y prestando atención a lo que dicen, no sólo los políticos sino la ciudadanía en general, podría decirse, a modo de primer ensayo de síntesis que ganó lo nuevo, lo desconocido y que perdió lo viejo, gastado y fracasado.
Tratando de escuchar todo lo expresado por la gente, sobre todo en la gran tribuna de las redes sociales, el triunfo de Javier Milei en las elecciones PASO presidenciales parece ser más que todo el castigo al kirchnerismo y a Juntos por el Cambio, «voto bronca», «voto hartazgo», dice la mayoría de la gente y hasta titulan los diarios. Sin embargo pocos ponderan las propuestas de Milei, y mucho menos aún son los capaces de argumentar su voto según esas propuestas.
Todos los análisis se enfocan en el resultado y en el por qué, pero hay otro análisis posible, u otra arista que, a juicio de este análisis, merece una atención especial, y es: el como.
El primer «como» es que Milei ganó con un discurso que logró expresar un sentimiento generalizado: el hartazgo, algo que no consiguió el oficialismo ni la oposición de Juntos por el Cambio; y el segundo «como» es de qué manera se transmitió ese mensaje a la gente. Si bien comenzó en programas de TV de Buenos Aires, los canales por los que llegó el mensaje de Milei de manera masiva y a todo el país, con un fuerte acento en los jóvenes sub 25, no fueron los medios tradicionales, TV-radio-diarios, sino «el boca a boca» y las redes sociales, otro ítem que tampoco supieron resolver los dirigentes políticos tradicionales ni sus asesores.
Sintetizado, Milei ganó con un mensaje que decía algo diferente a los discursos habituales, tuvo propuestas, descabelladas para algunos, pero ofreció ideas que no desplegó ningún candidato tradicional; pero además le agregó una certeza sentida, compartida por todos, el hartazgo; y ganó prescindiendo de los grandes medios de comunicación, se transmitió de boca en boca y por las redes sociales.
Certeza uno, será muy difícil revertir las convicciones que ya tiene la gente sobre su candidato, será muy difícil encontrar un discurso que amortigüe el cansancio y el hartazgo; los que quieran lograrlo tendrán que batallar mucho para instalar una idea superadora nueva.
Certeza dos, algo que venimos diciendo desde Política Córdoba hace tres años: «es en las redes», «las redes sociales es el nuevo escenario masivo por donde transcurren las ideas que nutren el pensamiento de los argentinos»; no hace mucho un político cordobés, antes de las elecciones municipales, dijo «la batalla en las redes está perdida, hay que salir a caminar la calle y hablar con la gente»; el político cordobés tenía razón a medias, una cosa no quita a la otra, es en las redes, y a eso acaba de demostrarlo el triunfo de Milei, si se da por perdida esa batalla se da por perdida la disputa por completo; y también es en la calle, pero si no se hace bien ninguna de las dos evidentemente el resultado será irreversible.
El punto flaco de Javier Milei: la gran mayoría de sus votantes no sabe explicar lo que propone o simplemente no lo conoce; solo sabe que dice verdades y que «suena bien»; probablemente no sea una flaqueza definitoria y no alcance para revertir el resultado de las PASO, pero no es un dato menor, porque quizás sea por ahí donde se puede buscar revertir muchos de esos votos.
El tiempo que resta para las elecciones presidenciales del 23 de octubre es el que determinará el resultado, según lo que hagan cada uno de sus protagonistas, todo o nada.
Y quizás, determine también nuevas definiciones políticas, Dios nos ilumine a todos los argentinos.
