Si bien en público siguen diciendo que están muy juntos, obviamente no podrían decir lo contrario, una cosa es lo que se dice y otra lo que se hace, normalmente las acciones cotidianas muestran mucho más que los dichos, y eso es lo que parece ocurrir entre Rodrigo De Loredo y Luis Juez, los máximos líderes de Juntos por el Cambio de Córdoba.
Desde 2021, cuando obtuvieron sus máximos logros políticos imponiéndose en las elecciones nacionales de medio tiempo, el Diputado y el Senador se mostraron como un sólido equipo, indisoluble; sin embargo en 2022, a poco de comenzar las primeras maniobras de la campaña para gobernador de la provincia, comenzaron a aparecer las diferencias que por supuesto nunca reconocieron, pero era claro para todos que los dos querían lo mismo, tan claro como que la resolución de esa competencia no los dejó precisamente en las mejores condiciones de amistad.
Es que además sus diferencias son casi naturales, y quizás el error fue querer disimularlas; para colmo la interna nacional de Juntos por el Cambio tampoco ayudó y fue otro elemento de disociación, justo en el cenit, en el punto más alto de la campaña por la gobernación de Córdoba, y el comienzo de lo más importante de la carrera para la Intendencia de la capital, las diferencias nacionales los vuelven a poner en veredas enfrentadas, Rodrigo De Loredo cerca de Horacio Rodríguez Larreta y Luis Juez con Patricia Bullrich, los hoy archi enfrentados candidatos de la coalición; y si bien el candidato a Gobernador, tanto como el aspirante a Intendente, se cuidan bien de realizar declaraciones contundentes, las visitas de los líderes nacionales, que más que venir a apoyarlos a ellos vienen a hacer sus campañas presidenciales, lejos de favorecerlos lo que más logra es mostrarlos enfrentados.
Sin embargo donde más se notan esas diferencias es en la campaña en Córdoba; mientras Luis Juez en su eterna recorrida provincial recibe sólo acompañamientos formales de los principales dirigentes radicales, con referentes locales reacios a hacerle la campaña; Rodrigo De Loredo logra contar en sus actos con la presencia de todo JxC de Córdoba; mientras el candidato a Intendente realiza un despliegue de campaña típico, con todos los recursos posibles, el nominado para Gobernador por la alianza opositora ha dicho públicamente que no tiene los recursos suficientes para hacer publicidad en los medios de comunicación, y peor aún, ni siquiera para hacerse propaganda en la vía pública.
Hoy se conoció un video realmente significativo de la campaña de Juntos por el Cambio en Córdoba, difundido en redes sociales por el periodista Andy Ferreyra; en el mismo se puede ver a un equipo profesional de «pegatineros» de afiches tapando una publicidad de Rodrigo De Loredo con una de Luis Juez, tremendo símbolo que dice varias cosas.
Por un lado parece no ser tan cierto que Juez no tiene recursos; en segundo término es evidente que la campaña se hace con profesionales contratados, lo que lleva a concluir que, o bien el candidato a Gobernador no tiene militancia ni para pegar afiches o, peor aún, por alguna razón prefiere pagar para que se los peguen.
Pero lo más grave a discernir mirando este simple video es lo que se viene diciendo más arriba, evidentemente los dos candidatos hacen sus campañas de manera diferenciada, sin diálogos ni puntos en común, de otra forma no se explica que se tapen los afiches como si fueran adversarios; y la falta de comunicación no es sólo de los dos líderes más importantes de Juntos por el Cambio sino también de sus equipos de trabajo, de su militancia, mostrando falta de planificación, de coordinación y hasta de respeto por el otro candidato de su misma expresión electoral.
En las campañas electorales suele denunciarse vandalismo o falta de código entre los diferentes candidatos por esto de taparse los carteles, sería el colmo de los colmos y el último gesto de la discordia, que De Loredo denuncie a Juez, o viceversa; seguramente este video, y este artículo, hará que se intente al menos algún nivel de coordinación, y quizás que los militantes reciban algo de participación en la campaña, algo que tanto piden mientras ven que lo que ellos ofrecen por vocación lo hacen otros por un pago.
