Los plazos son fatales y las fechas límites cada vez están más cerca; en diez días se cierran los padrones, es decir la posibilidad de incorporar nuevas afiliaciones que luego podrían votar en la interna; el 28 de febrero, casi un mes y medio, es el plazo final para la presentación de listas; y el 27 de marzo finalmente será la gran elección interna.
Y será una gran elección interna del PJ porque pondrá blanco sobre negro, en primer lugar consagrará, si esto fuera necesario, y formalizará a Juan Schiaretti como el conductor del Partido Justicialista de Córdoba, con el peso específico que tienen cada una de esas tres palabras; en segundo lugar porque confirmará en los papeles quienes son los conductores del peronismo de la capital de la provincia, Alejandra Vigo y Martín Llaryora, y por último, pero no menos importante, porque despejará las dudas, al menos en las formalidades, de quiénes son los líderes del peronismo en varios departamentos de la provincia.
En realidad lo que aparecía como bastante complejo hasta hace unos meses hoy ya no lo es tanto, por obra y gracia de Juan Schiaretti, y de los mismos protagónistas las cosas se han ido despejando y hoy se puede afirmar sin temor a equivocarse que las únicas grandes internas departamentales confirmadas son las de Punilla y San Martín.
Las de los Departamentos Colón, Santa María y Calamuchita hoy pueden ponerse en un compás de espera, el resto de la geografía provincial no ofrece mayores novedades en cuanto a movimientos inquietantes.
La interna del peronismo de Punilla ya está confirmada porque sus propios protagonistas lo hicieron, Carlos Caserio le confirmó a Política Córdoba que trabaja para la presentación de su lista, de hecho hoy la línea de Caserio es la que conduce el Partido Justicialista del Departamento; y por el otro lado las huestes de Matías Montoto ya velan armas para la contienda; aunque la mayoría, a priori, habla de un resultado favorable a los caseristas, que controlan la mayoría de las municipalidades y de los aparatos locales es prudente esperar el devenir de los acontecimientos, Montoto es nuevo, conduce una localidad pequeña y sus seguidores también están haciendo sus primeras armas pero corren con el caballo del comisario, en este caso del comisario mayor que viene a ser Juan Schiaretti, y eso no es poco, el trabajo del caserismo es importante en todo el Departamento y todo indica que podrían quedarse con la conducción del PJ una vez más, pero hay que esperar, como dice el mismo Carlos Caserio, «hasta que los papeles no están firmados nada es oficial».
En el Departamento General San Martín el problema es doble, son los dos líderes departamentales, Martín Gill y Eduardo Acastello, separados por diferencias irreconciliables hacen muy difícil la idea de cualquier posibilidad de acuerdo, si bien no se ha oficializado todo indica que develarán en las urnas quién tiene el aparato más importante; acá también Accastello contará con el trascendente apoyo del oficialismo partidario provincial pero Gill tiene un poderío conseguido en los últimos años desde la intendencia de Villa María pero también desde su gestión como Secretario de Obras Públicas de la nación y su consagración como referente del Gobierno nacional en el Departamento y en la provincia.
Un párrafo aparte para decir que ni Caserio ni Gill se plantean una disputa a nivel provincial, en todo el territorio cordobés, sino que sus estrategias se limitan a sus Departamentos, esto significa además, lo que ya es obvio, no habrá una estrategia del peronismo nacional o del Frente de Todos en esta elección del peronismo de Córdoba, se desconoce que hará Gabriela Estévez y La Cámpora en Córdoba, pero no habrá una lista provincial que pretenda discutirle el liderazgo a Schiaretti ni asentar al Frente de Todos como una opción provincial, al menos hacia adentro del Partido Justicialista de la provincia.
Los Departamentos en duda son la gran cuestión por ahora.
Mucho se habló de Colón Merece Más y una especie de renovación peronista que llegaba desde ese departamento con hombres como Facundo Rufeil de La Calera, y nombres nuevos provenientes de Villa allende y Mendiolaza, sin embargo con el correr del tiempo esos hombres se fueron integrando de a poco a la vida partidaria y a la gestión pública; del otro lado la mayoría de los intendentes y legisladores del Departamento, viejos y experimentados dirigentes siguieron su actividad política y de gestión y hoy el gobernador Schiaretti ha dado muestras claras de que no favorece ni a los unos ni a los otros, con acciones y gestos el gobernador y conductor partidario se ha mostrado con los dos sectores del peronismo de Colón. Un rápido análisis muestra que los intendentes, como ocurre habitualmente en política y más aún en el peronismo, son los que tienen el poder y la mayoría de los votos, y en esta dirección, más allá del buen futuro y las genuinas aspiraciones que tengan tener desde el otro sector todo indicaría que el resultado de una interna favorecería a los intendentes; a partir de ahí, y de la intención demostrada por el gobernador de contener a todos no es para descartar la posibilidad de que hasta último momento se busque una confluencia y de que terminen todos juntos.
En Calamuchita y Santa María aún hay tiempo para todo, los Alesandri y los Saieg intentan dar pelea a un aparato que se les viene encima y para el que parece que se les acabaron las respuestas, el poder es uno sólo y desde que decidieron apartarse del oficialismo provincial vieron menguar el propio, en los dos Departamentos, hasta ahora llevan las de perder; en Santa María ya los Torres le dejaron en claro a Saieg que no le van a dar nada, por lo tanto el legislador provincial deberá resolver si se acomoda o va a una interna en la que no tiene buenos pronósticos; y en Calamuchita ya se dijo que los Alesandri tendrán una lista opositora; todavía falta, un mes y medio es mucho tiempo y en Colón, Santa María y Calamuchita aún puede pasar cualquier cosa.
