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Vie 26 abril 2024
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Comienza un nuevo año legislativo con una oposición dividida, débil y con intereses dispares

Más allá de la promocionada reunificación radical, o «unidad radical», lo cierto es que este 2022 que comienza en la Legislatura de la provincia de Córdoba encuentra a una posición fragmentada, sin conductores sólidos y sin vías de mejorar.

En más de una ocasión a lo largo de 2021 terminaron con posiciones más opositoras los propios que los opuestos, al menos en los papeles, al gobierno provincial, y en este 2022 parece que la situación será igual y más confusa aún. En el año que recién termina legisladores provinciales que responden al ex Senador nacional Carlos Caserio, y también legisladores del socialismo y otras expresiones, todos participantes del Bloque de Hacemos por Córdoba, resultaron más críticos en sus posicionamientos, e incluso en algunos casos en sus votaciones, terminando en posiciones más opositoras que los representantes de Juntos por el Cambio.

Es más, desde los últimos meses de 2021 los legisladores que representan al PRO de Mauricio Macri se mostraron más afines a las definiciones del Gobernador Juan Schiaretti que muchos oficialistas, y luego de lo ocurrido con la «Ley de Juego», cuando la bancada de Juntos por el Cambio jugo una especie de de oficialismo desde la oposición, con acciones funcionales al gobierno provincial, la oposición quedó absolutamente dividida, no sólo en términos institucionales dentro de la Legislatura provincial sino políticamente.

Es más fácil para este año suponer a un Bloque de Juntos por el Cambio casi oficialista que en un rol de oposición, mientras que seguramente los legisladores radicales, reagrupados en el Bloque de la Unión Cívica Radical, tomen la bandera de férrea oposición, que de todos modos será poco creíble y habrá que ver cuánto dura de cara a las diferentes referencias nacionales que tienen los radicales cordobeses.

Y ese es el otro gran problema de la oposición en la Legislatura provincial, hoy no tiene verdaderos dirigentes que conduzcan a sus legisladores, los principales referentes no están en la Legislatura y los presuntos conductores no tienen la altura que se necesita para ponerse al frente en esta coyuntura; y lo que ocurre a nivel provincial se ve reflejado en sus bancas, los legisladores cordobeses todavía no saben a qué proyecto electoral para 2023 responderán, y así se comportan legislativamente, esperando definiciones de sus superiores, que tampoco las tienen todavía.

Repasando detalles, los radicales no terminan de ponerse de acuerdo de qué quieren políticamente y esa diferencia los atraviesa transversalmente en todos los estamentos, y está muy lejos de salvarse mientras internamente convivan los Negri, que creen que su tabla de salvación está afuera de la UCR, en la figura de Mauricio Macri; los De Loredo, que busca un lugar aunque sea a los codazos; los Mestre, que recostándose en la tradicional UCR de Córdoba difícilmente encuentre horizontalidad con las otras expresiones; y mientras existan los Arduh y otras expresiones menores que siguen más interesados en sus negocios propios que en lo mejor para su partido.

Y algo parecido ocurre con el sector más a la derecha de Juntos por el Cambio, y sus múltiples expresiones representadas por Mauricio Macri, Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich a nivel nacional y sus correlatos locales, con Luis Juez en el medio todo eso.

Por eso todo esto hace suponer que la Legislatura de la provincia de Córdoba, como siempre ocurre, será el ámbito de resonancia de las internas de las diferentes expresiones políticas, en el caso de la oposición buscando parar su fragmentación, y en el caso del oficialismo, repasando intereses internos; por lo tanto la Legislatura no será un problema para Juan Schiaretti en sus necesidades de aprobación de leyes.

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