La senadora cordobesa Carmen Álvarez, electa por Juntos por el Cambio pero confesa seguidora de las ideas del presidente Javier Milei, presentó en redes sociales un cálculo donde expresa que los municipios cordobeses son «demasiados y pesados impositivamente»; un cálculo en números que nada tiene que ver con las diferentes realidades que viven los cordobeses en cada una de las localidades que los reúnen socialmente.
Las expresiones de la libertaria recibieron el repudio generalizado pero también las explicaciones de los erróneo y peligroso de pretender reducir todo a una planilla de costos.
«Es una falta de respeto absoluto que una Senadora Nacional por Cba, sugiera que los gobiernos locales deban ser una variable de ajuste. La votaron para que cuide los intereses de todos, no los suyos. Acá en Roca viven Argentinos también, no solo en CABA y conurbano»; expresó, por ejemplo, el Intendente de General Roca, desde el extremo sureste de la provincia de Córdoba.
«En mi experiencia de 20 años como Intendente y actualmente como Jefe Comunal, puedo asegurar que el municipalismo de Córdoba es una de sus grandes fortalezas. La proximidad con los vecinos permite encontrar soluciones concretas a problemas reales», le respondió a Álvarez Walter Ferreyra, Jefe Comunal de Las Rabonas, con décadas de experiencia en la administración pública.
Llama la atención la mirada reduccionista que plantea la diputada Carmen Álvarez Rivero sobre los municipios y comunas de Córdoba. Cuestionar la existencia de 427 gobiernos locales no solo es desconocer la historia y la geografía de nuestra provincia, sino también subestimar el valor de la gestión de proximidad, que es donde verdaderamente se resuelven los problemas de la gente.
Córdoba es una provincia extensa, con realidades diversas, con zonas rurales, serranas y urbanas, que requieren respuestas cercanas, ágiles y adaptadas a cada comunidad. Eso no se resuelve con centralismo ni con menos democracia.
Si Córdoba hoy es una de las provincias más pujantes del país, es justamente por el entramado de gobiernos locales que gestionan salud, educación, obras, seguridad, cultura y desarrollo productivo en cada rincón. No hay progreso sin presencia territorial.
Además, reducir la discusión a una cuestión “impositiva” es ignorar que los municipios no son un gasto, sino una inversión: donde hay un intendente o jefe comunal comprometido, hay mejor calidad de vida, obra pública y trabajo articulado con Provincia y Nación.
Desde lo político, es un error estratégico atacar a los gobiernos locales, que son, en definitiva, los que sostienen el vínculo entre el Estado y la ciudadanía. Menos municipios no es sinónimo de eficiencia, como menos democracia no es sinónimo de orden.