Los que conocen el mundo de la política saben que la expresión «pagan mal» hace mención al dirigente que hace promesas y no las cumple o al que no reconoce adecuadamente a la militancia, con la salvedad, para quienes no manejan el código, de que el reconocimiento puede darse de múltiples formas; pero lo que no puede ocurrir, es casi un código del ambiente, es «pagar mal» o no pagar; y eso parece ser lo que está ocurriendo en el peronismo de Córdoba, o es lo que llega desde los distintos barrios de la ciudad capital de la provincia.
Los rumores comenzaron hace varias semanas cuando, fue reflejado por Política Córdoba Verdad, comenzó a trascender el descontento de algunos mandos medios del peronismo cordobés que reclamaban que muchos de los que tenían algún tipo de función provincial o municipal no estaban trabajando la campaña para la lista oficialista de Provincias Unidas sino que lo hacían para algunas de las otras expresiones peronistas que se presentan en Córdoba para las elecciones de octubre, esto es la propuesta que encabeza Natalia De la Sota, el kirchnerismo en Fuerza Patria o hasta la lista que representa a la familia Saillen; según se explicó, esto obedecía a una distribución descuidada a autoridades de Centros Vecinales, de organizaciones sociales o gremiales que ahora no responden a los dirigentes del peronismo de Córdoba sino a los sectores mencionados.
Llega la recta final de la campaña y los rumores se acrecientan en los barrios, y también en el interior, pero ahora vienen con el adicional de que muchos de los aludidos, los que ingresaron con los Saillen o por algún sector social ligado al kirchnerismo nacional, y lo mismo los delasotistas, no sienten la obligación de militar la campaña para Provincias Unidas porque siempre fueron «mal pagados por el oficialismo». Y para colmo eso genera que otros tantos que estaban militando empiecen a bajar los brazos, «cansados de sentirse los pavos de la película”.
Son horas complicadas donde cada uno busca hacer valer su peso, donde se desdibujan los liderazgos y donde lo único que cuenta es el reconocimiento del oficialismo, que parece no llegar, y con ello debilitarse.
