Al final de cuentas parece que en las fuerzas del cielo existen los mismos problemas de cualquier hijo de vecino y que algunos de sus “líderes”, lejos de ser los apóstoles de la verdad, tienen las mismas viejas mañas de cualquier político.
Ocurre que La Libertad Avanza a nivel nacional está dividido en tres y Córdoba no es la excepción sino la peor versión; en Buenos Aires Karina Milei se encarga de la pureza del partido mientras que Javier, en un rol más pragmático, abre algunas puertas que generan choques con los puros de Karina; y además está Santiago Caputo con ciertas exigencias ideológicas, chocando con “el jefe” y sumando complicaciones a la interna.
Esto, trasladado a Córdoba da como resultado un Gabriel Bornoroni atornillado a Karina alambrando LLA Córdoba, al punto de dejar afuera todo lo mejor que el partido de Milei tiene en la provincia; el diputado es el amo de un partido hueco, sin líderes ni pensadores, y referente de seguidores que no lo conocen ni a él mismo.
Bornoroni, en su desesperación por blindar el partido, viene a significar lo peor de las viejas mañas de la política y sus prácticas lo peor de la casta, sus púas dejan afuera a los cordobeses que habían mostrado las mejores condiciones libertarias hasta el momento, Verónica Sikora, que a pesar de las maniobras del diputado nacional sigue teniendo línea directa con el presidente y éste pidiéndole que siga armando en Córdoba; y Agustín Laje, el otro gran excluido por el ex estacionero, sin lugar en el esquema oficial termina embanderado en las fuerzas del Gordo Dan, como soldado del brazo armado de Caputo.
Han quedado muchos libertarios cordobeses enojados después del alambrado acto de Bornoroni y Karina en Córdoba y muchos ruegan que Javier venga a poner orden para que La Libertad Avanza recupere los preceptos con los que nació, por ahora son muchos los deseos, y pocas las señales.