Quien diga que Martín Llaryora no piensa en clave nacional falta a la verdad, ningún peronista que se precie de tal puede quedarse al margen de la incipiente carrera por la conducción del PJ nacional y por una futura candidatura presidencial en 2027, y el gobernador de Córdoba no es la excepción, quiere estar arriba, pero también tiene muy claro que no puede descuidar Córdoba.
El panorama político de Llaryora para los próximos meses es complejo, además de tener que gobernar la segunda provincia del país en el marco de una de las más terribles crisis que atraviesa la Argentina, tiene que buscar posicionarse en los primeros lugares de las próximas decisiones partidarias nacionales y también tiene que estar muy atento a la interna peronista de Córdoba, aunque algunos no quieran llamarle interna y prefieran decir «reposicionamientos».
Lo cierto es que el principal dirigente político de la provincia de Córdoba tiene muy claro que si quiere lograr trascendencia nacional tiene que hacer el mejor gobierno posible en la provincia y al mismo tiempo lograr ser el conductor indiscutible del peronismo de Córdoba, algo que por ahora está en construcción, no porque no lo sea sino porque hay sectores que hoy reclaman espacios de poder y se muestran dispuestos a dar pasos propios; con un agregado que no es menor, el sanfrancisqueño quiere al mismo tiempo lograr una construcción transversal al peronismo, que llama «partido cordobés», convencido de que el aporte que reciba desde ahí puede ser trascendente no sólo a nivel provincial sino para sus expectativas nacionales.
Si bien a priori se podría pensar que el camino que se traza el cordobés es lineal, primero lo provincial y después el paso nacional, en realidad la coyuntura le va marcando la necesidad de dar pasos en ambos territorios; la actualidad del peronismo nacional, en busca de identidad y conducción, con mucha dinámica, hace que tenga que avanzar, de hecho ya lo está haciendo, tejiendo los primeros acuerdos con dirigentes y sectores porteños y bonaerenses, así como también con dirigentes de otras provincias, sabiendo que el kirchnerismo está muy acotado por el relato en contra que le pesa en sus intentos de despliegue, lo que sin embargo no significa que deje de ser un actor relevante en la interna, al punto de que tiene que chocar con ellos y enfrentarlos, o encontrar puntos de coincidencia; los primeros pasos del cordobés ya muestran la búsqueda de un camino de consenso; sus últimos viajes a Buenos Aires no fueron sólo por gestión o para salir en programas de la TV porteña, ya tuvo importantes acercamientos con los referentes más destacados.
2027 parece distante pero los tiempos políticos van muy rápido, el año que viene hay elecciones nacionales y Llaryora deberá consolidar su bloque de Diputados nacionales para tener una presencia sólida, y para eso deberá primero reafirmar su conducción en Córdoba, no puede permitirse tener dirigentes díscolos e imprevisibles ni tampoco sectores internos con representantes em Buenos Aires que tomen sus propias decisiones y para eso deberá trabajar muy duro, tiene doce meses por delante y mucho por hacer, entre ello conquistar el país, pero ese es otro capítulo.
