El resultado de las elecciones legislativas del 26 de octubre generó alegrías, enojos, tristezas, broncas y dejó expuestos a aquellos que decían tener tal o cual construcción territorial que no era tal; basta con mirar los mapas de los barrios, seccionales, circuitos, departamentos y el resto de provincias del país.
El diez de diciembre las administraciones municipal, provincial y nacional cumplirán dos años y todas, incluso en las ganadoras, se cuecen habas en relación a los cambios en los gabinetes, ahora ¿sirven esos cambios de fichas si no se producen cambios reales y tangibles para los ciudadanos? La respuesta es no.
Milei ya dijo que no importaba el resultado, el rumbo económico no se iba a mover y el aval electoral que obtuvo lo hará profundizar. En Córdoba, el peronismo se encuentra en una encrucijada que debe empezar a resolver cuanto antes. Las «bases» piden renovación y participación, y si se aspira a una reelección en el 2027 deberán, primero, reconciliarse y contener a todos esos que dejaron en el camino, antes de que pase la ambulancia de la oposición que por estos días ha comenzado a determinar quién la conducirá: Juez, De Loredo o Bornoroni.
Los intendentes, particularmente los que hicieron ganar a Provincias Unidas en sus localidades, ya no ocultan su malestar; «prometieron que nos iban a llamar y no sabemos para qué» (…) «nos irán a contar el movimiento de fichas, pero si eso no se materializa en cosas concretas, no sirve de nada y los opositores ya se frotan la manos», le dijeron mandatarios del interior a PCV.

