Es conocido que en política nadie se jubila, nadie se quiere quedar sin nada y a nadie le gusta que lo dejen afuera; también es sabido que en una campaña electoral siempre quedan heridos; parece que de la mano de estos dos conceptos el Senador Luis Juez recorre el interior buscando agua para su molino con una intención de máxima, romper al peronismo, y una de mínima, robar todos los dirigentes insatisfechos que pueda.
Para lograr ese objetivo Juez parece tener tres ambulancias; el Jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta que recorre la provincia de Córdoba, o manda emisarios, o hace que lo visiten en Buenos Aires Intendentes, Jefes de Gobierno y legisladores a los que les ofrece un espacio nacional a cambio de su acompañamiento a su propia campaña presidencial y a la del Senador nacional para la gobernación, al principio esto no parecía ser tenido muy en cuenta por los cordobeses, parecía una quimera, pero hoy, con otro panorama, comienzan a prestarle atención; la otra ambulancia lo tiene al mismo Luis Juez como conductor y para eso ha desempolvado su viejo traje peronista, y la agenda con los números telefónicos de hace quince años, así va llamando, o visitando a los viejos conocidos, los heridos de hoy, o los que empiezan a calcular que se van a sentir heridos dentro de poco tiempo y les ofrece algo más terrenal que Larreta, o mejor dicho lo mismo pero más cerca, más tangible, un lugar en el gobierno de la provincia de Córdoba si él gana; habría una tercera ambulancia, un poco más rebuscada que las anteriores, que se trasladaría a contramano porque sería conducida por algunos peronistas, hoy funcionarios, legisladores e Intendentes que solos conducen hacia el mismo Juez o Larreta, autotransportandose como heridos para pedirles un lugar en alguno de los posibles esquemas futuros de gobierno; es la más rebuscada porque nadie imaginó que pudiera ocurrir, pero estaría ocurriendo.
Dicho de otra manera, Luis Juez y su referente nacional Horacio Rodríguez Larreta estarían tratando de agudizar las diferencias naturales del peronismo de Córdoba que se encuentra en un proceso de recambio, con la salida de unos y la entrada de otros, un proceso que genera diferencias y rispideces cotidianas y que se encuentra en un momento de organización dinámico, con ajustes permanentes en la manera de hacerlo en el marco de una campaña electoral que impone un recambio no sólo del máximo conductor, el gobernador, sino también de dirigentes intermedios como los legisladores provinciales y muchos dirigentes locales, los intendentes y Jefes comunales, que también deberán dejar su lugar.
A este proceso, este debate interno por el que atraviesa el peronismo de Córdoba, no siempre de diálogo amable, Luis Juez intenta aprovecharlo para lo que él se plantea como quebrar y dividir al peronismo y para eso ha abierto una instancia orientada a muchos dirigentes transmitiéndoles su propia versión, la de que hay un enfrentamiento irreversible entre schiarettistas y llaryoristas, entre vieja y nueva guardia, la de que unos son de un perfil ideológico y otros adversarios, la de que el peronismo de Córdoba se va a dividir porque unos se quedarán con el poder y los otros se quedarán afuera, serán dejados afuera; y para eso se vale de diferentes herramientas, contactos personales pero también emisarios, medios de comunicación amigos que empiezan a mostrar su pensamiento en forma de artículos periodísticos, y también con ofrecimientos tentadores.
Y como la política tiene sus caminos retorcidos y no todo proceso avanza en línea recta, Luis Juez aparece con su estrategia, premeditada brillantemente o de casualidad, en un momento coyuntural donde convergen una serie de elementos que conspiran para que la campaña electoral que está comenzando no sea tan fácil: por un lado los Intendentes y los legisladores que quisieran tener como mínimo el reaseguro de que van a poder ser re reelectos en sus cargos, por otro lado la convergencia de las históricas generaciones que están finalizando su tiempo con las nuevas que están llegando y quieren los mejores lugares, y además los distintos alineamientos que hace pensar que unos tendrán preeminencia sobre otros; en realidad en todos los casos se trata de situaciones conocidas pero que nunca se dieron todas juntas y al mismo tiempo, es más, en situaciones normales no se trata de otra cosa que de los típicos tires y aflojes, las negociaciones propias de la política que se resuelve así, negociando, sin embargo esta vez el panorama parece ser un poco más complejo.
La idea original era que Juan Schiaretti, líder absoluto e indiscutido del peronismo de Córdoba organizaba y alineaba todo, todos iban a ser el equipo de Juan y sería él quién marcara los tiempos y resolviera como se realizaría el cambio; sin embargo algunas cosas no salieron tan bien cómo se esperaba, la elección de Marcos Juárez, la re reelección, la demora en encontrar la proyección nacional de Schiaretti atentaron contra lo redondo de los planes originales que en el medio parecen haberse llenado de yuyos.
Y ahí es donde cobraron fuerzas los que antes se alineaban sin decir nada y ahora tienen cosas que decir; y ahí las líneas internas, al principio difusas cobraron claridad y empezaron a marcar diferencias, y se empezó a hacer claro que el llaryorismo está llegando y quiere y necesita su protagonismo, y que el delasotismo es histórico pero también presente y también reclama su lugar, y que el gillismo también tiene mucho para decir; y además que muchos intendentes y dirigentes del interior de la provincia que no necesariamente se alinean en ninguno de los espacios señalados también tienen sus necesidades y sus puntos de vista y exigen ser respetados y escuchados.
Y ahí es donde está hoy el peronismo de Córdoba, relevando sus particularidades y viendo qué hace con ellas, cómo las resuelve, algo que no parece ser tan simple; lo que es seguro es que va a necesitar del esfuerzo de sus dirigentes para darse cuenta de que todos tendrán que poner algo y encontrar un punto de acuerdo.
Y justo ahí es donde aparecen Luis Juez y Horacio Rodríguez Larreta con sus ambulancias a querer recoger heridos que aún no lo son y llevárselos, intentando que en el debate alguno se confunda; entonces se da curiosamente una situación inversa a la que todos imaginaban, en lugar de que el peronismo esté «quebrando» o «dividiendo» a Juntos por el Cambio pareciera que son los de la coalición los que están intentando hacer eso con el peronismo.
Sin dudas una de las campañas más complejas de la historia, que deberá resolver en pocos meses sus contradicciones para ver quién se quedará con el poder, en la Argentina pero fundamentalmente en Córdoba, que es lo que nos toca de cerca.